sábado, 1 de marzo de 2008

Me reservo mis derechos

Acabo de leer un post bastante interesante en el blog de la Insoportable Mujer sin Rostro que me llegó.

La verdad es que me cayó muy bien leer este post por que el mes de Febrero fue un mes de hartas decepciones.

¿Los masacramos indirectamente? Sí. Cada vez que compramos un par de zapatos que probablemente hayan sido cosidos por gente que les pagan una miseria. Bueno, pues entonces a dejar de comprar zapatos...pero, ¿y el punto de vista del trabajador explotado? ¿Y si a él no le importa que sea una miseria, si a él lo único que le importa es tener un empleo que le permita comer? ¿Lo dejamos sin su empleo, entonces? O los niños trabajadores...¿qué pasa si es la misma familia quien los envía, quien los obliga a trabajar porque le importa un carajo que el niño aprenda a leer y lo que quieren es que aporte dinero para la casa? ¿Los mandamos a la cárcel a todos porque no aceptan el dogma de que la educación académica es indispensable?

No quiero decir que uno entonces compre sin criterio y sin pensar de dónde viene el bendito par de zapatos que vio en la tienda; lo que quiero decir es que se nos olvida que el asunto es mucho más complejo y que el punto de vista o los intereses de esos por quienes nos desgarramos las vestiduras pueden ser diametralmente opuestos a los nuestros.


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